Eusebio González
Suquía era verdugo itinerante de la provincia de Segovia, al servicio de su
Majestad la Reina de España.
Acompañado del
guarda y del carcelero, custodiaba al reo, Alonso Segura, hasta el patíbulo. El
reo era un furtivo; se le habían encontrado dos venados y tres puercos salvajes
en su cabaña. El Marqués, el Excelentísimo Don José-Ignacio Sánchez-Terán,
había sido tajante en su sentencia: "Hay que dar un castigo ejemplar a
estos desalmados, para acabar de una vez por todas con la delictiva práctica
del furtivismo en nuestras tierras". Eusebio estaba totalmente de acuerdo.
¿Por qué no podían buscarse todos aquellos maleantes una ocupación digna y
decente, como el mismo había hecho? Eusebio González, recordaba su infancia y
juventud con cierta tristeza y melancolía. Había sufrido muchas fatalidades,
pero nunca se había desviado del camino recto.